BUENOS AIRES (ARGENTINA )

Buenos Aires es una ciudad de contrastes y contradictoria ; llegué procedente de Montevideo el dia 10 de septiembre ; crucé en barco por el estuario del río de la Plata, por su tramo más pequeño y tardé una hora en cruzarlo en buque-bus, un barco rápido, que navega a unos 100 km/hora ; En Buenos Aires o te encuentras a gente amable, educada, sencilla y humilde, o te encuentras a astutos que pretenden engañarte ; el factor suerte es muy grande : depende con quién te encuentres, así será tu estancia. Yo he conocido ambas caras. Para comprobar esto lo mejor es pasear por el mercado de San Telmo un domingo. El carácter bonaerense aflora por todas esas calles y tenderetes. En general el bonaerense, en mayor o menor medida, tiene 'chapa', como dicen aquí, es decir, quiere aparentar lo que no es. El caso es que me pregunté por qué ellos son así, y la respuesta la obtuve caminando horas por cada rincón de su ciudad durante 3 días : El Teatro. Al bonaerense le encanta el teatro, es la única ciudad en la que he visto colas, filas interminables de gente para sacar una entrada para el Teatro. Hay muchos teatros en Buenos Aires, empezando por su monumental Teatro Nacional. Y así son ellos, actores de la obra de teatro que es la vida, comportándose como si estuvieran siendo vistos en un escenario ; sí, les gusta llamar la atención, reir estrepitosamente, hacer muchos gestos y aspavientos y tratar a todos como si fueran un amigo de toda la vida o si ven la oportunidad, tratan de engañarte sutilmente. Actúan y sobreactúan. Es el tango de sus vidas, cada uno tiene sus pasos únicos y originales y los practica para que sean vistos por los espectadores. La ciudad es de contrastes : sucia en muchos lugares, caótica, llena de personas que duermen al raso, y en otras partes es monumental, salpicada de bellos edificios y grandes esculturas, con muchos parques y amplias avenidas. La noche bonaerense ( bueno, aquí los de la capital prefieren diferenciarse del resto autodenominándose 'porteños', un detalle más de la exarcebada individualidad argentina y de su crónica falta de colectividad ) me dio una sorpresa muy agradable ; tuve el privilegio de conocer a Irene, una argentina de 93 años, una viajera que ha dado la vuelta al mundo con una mente lúcida llena de anécdotas. Junto con Marcela, una española que emigró de niña a Argentina, tomamos unas copitas de vino en un restaurante propiedad de un ''gallego'', un español. Es lo que tienen los bonaerenses, uno empieza solo un sábado por la noche y acaba en excelente compañía, porque es una ciudad muy abierta, latina. Próxima parada : Mar del Plata. Ahora, martes y 13 de septiembre, escribo desde la Terminal de Autobuses de Buenos Aires. Dentro de unas horas estaré allí.